Esta semana hemos hecho una sesión de relajación con dos actividades diferentes.
En la primera, hemos hecho un juego de relajación para aprenderlo y hacérselo a nuestros padres: "CASCO UN HUEVO". Con este juego conseguimos relajarnos, aprendemos a controlar nuestro tacto (hacer masajes con la fuerza y la delicadeza necesarias), aprendemos a estar en silencio y a respetar el momento de relajación.
Pero sobre todo, disfrutamos haciendo cosas nuevas.
En la segunda actividad: "POLLOS AL HORNO", los niños se tumban en el suelo sobre una alfombra, y se les cuenta un cuento con el que consiguen relajarse. Cuando lo han conseguido, se les dice que son pollos, y que van a ir al horno. Se les relata el proceso de los pollos: ahora boca arriba (siempre con los ojos cerrados) para que se nos tueste la tripita, ahora boca abajo para que se nos tueste el culete!!! Cuando están relajados, les digo que al pollo hay que echarle agua para que no se queme, y con mis dedos humedecidos en agua, les salpico pequeñas gotitas de agua.
Luego al pollo hay que añadirle un poquito de cebolla, y para simularlo, los tapo con un plástico o manta grande (lo que se tenga a mano). Se les deja un poquito en la misma posición y se mueve a los pollos un poquito para que no se agarren a la bandeja.
Después poco a poco, se les va hablando más fuerte, despacito, e intentando que despierten todo su cuerpo antes de incorporarse por completo.
Fue una sesión de lo más interesante.
Saludos a todos...
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